domingo, 14 de agosto de 2011

lunes, 1 de agosto de 2011

Estoy a punto de emprender un viaje con rumbo hacia lo desconocido no se si algún día vuelva a verte
no es fácil aceptar haber perdido. 


domingo, 31 de julio de 2011

Cuando lo ves todo cambia, de repente, no es la gravedad lo que te mantiene en el planeta, es él, no importa nada mas, harías cualquier cosa, serias cualquier cosa por él

domingo, 27 de marzo de 2011

Fidelidad, Amor,Celos y Diversion.

Fidelidad era una gran amiga de Celos, Celos estaba enamorada de Amor y Amor de ella. Un día Celos dejó de querer a Amor, y lo dejó por Diversión. Amor pasó a odiar a Diversión y Celos, porque lo lastimaron y lo hicieron sufrir. Amor y Fidelidad, fieles amigos se tenían uno al otro, Amor y Fidelidad se enamoraron, de ahí en mas estuvieron todo el tiempo juntos; pero en secreto para que Celos no se enterara, aunque a Amor no le importaba lo que pensara Celos a Fidelidad si le importaba, porque Celos era su amiga, aunque tenían pensamientos diferentes, en algo coincidían. Diversión dejó a Celos, pero Celos nunca la diversión, algo que a Fidelidad le molesto, pero fingía no importarle. Celos se entero que Fidelidad y Amor salían y se enojo con ambos. Yo me pregunto, ¿Porque Celos se enojo con Fidelidad y Amor? Ellos se me aman, Celos no tiene porque molestarse si ella dejo a todos por Diversión.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Dieta:

Desayuno: pastillas
Almuerzo: manzana
Merienda: pastillas
Cena: manzana

Así es como YO logro MI perfección

domingo, 6 de febrero de 2011

Si te digo que te amo me crees loca, si te digo no te quiero te enojas.
al final entendi esto es solo un Te Quiero.
como buenos amigos.



"La perfección si existe, solo depende de quien y como la mire."

domingo, 30 de enero de 2011

El sueño del centauro

Kailón corría con resolución mientras los gritos de los demás centauros retumbaban en sus oídos.
—¡No lo lograrás!
—¡Esa no es nuestra naturaleza!
—¡Estás loco!
Las voces se hacían más débiles a medida que Kailón se alejaba, pero no disminuyó la velocidad. No era la primera vez que sucedía aquello. Desde que había dicho que quería estudiar medicina, seguir los pasos del gran Quirón, todos los demás centauros se habían puesto en su contra.
—Es una aberración —dijeron las voces a su alrededor—, un verdadero centauro sólo responde a sus instintos, su única búsqueda es el placer.
Kailón huía de esas voces corriendo, siempre corriendo. Él deseaba ser algo más, sabía que podía lograrlo.
—Les mostraré —murmuró con fervor mientras seguía su loca carrera.
Sus poderosas patas ganaban terreno con facilidad y pronto divisó la pequeña cabaña de su maestro. Llegó a su puerta antes de que pudiera darse cuenta. Ya se disponía a tirar la puerta abajo cuando, aún parado sobre sus patas traseras, fue capaz de contenerse y golpeó a la puerta con una de sus manos. Esperó con impaciencia unos minutos y luego golpeó de vuelta. Nadie contestó. Dio un rodeo a la cabaña y trató de mirar a través de la única ventana: estaba tapiada.
“No puede ser que se haya ido,” pensó Kailón, sus manos en puños, “él prometió enseñarme, lo prometió.”
Sus patas delanteras dieron un fuerte golpe al piso.
—Lo prometió —dijo con la mandíbula apretada.
Se dirigió de vuelta a la puerta y se irguió sobre sus patas traseras.
—¡Kailón! —lo llamó una voz seca—. ¿Qué estás haciendo?
Kailón reconoció la voz de su maestro y contuvo su rabia.
—¿Qué sucede? —preguntó el viejo ermitaño mientras se acercaba a Kailón.
Kailón, todavía con las manos convertidas en puños, trataba de pensar rápidamente.
—Señor —dijo con su voz ronca—, golpeé a tu puerta y no contestaba nadie, creyendo que podrías estar enfermo, iba a entrar…
El viejo lo miró con suspicacia pero no dijo nada, pasó a su lado y abrió la puerta. Kailón entró detrás de él.
—Paciencia —dijo el viejo sin mirarlo—, es lo primero que debe aprenderse cuando se estudia medicina.
—Sí, maestro —dijo Kailón y flexionó sus cuatro patas para tumbarse frente al viejo.
Dos días después, cuando Kailón corría de vuelta hacia la cabaña de su maestro, se cruzó con una bella joven. La muchacha se quedó petrificada al verlo.
“Es tan hermosa”, pensó Kailón y se adelantó para acercarse a ella.
—No temas —dijo con su voz ronca—, mi nombre es Kailón.
La joven pareció tranquilizarse de repente.
—Kailón —repitió con voz temblorosa—, ¿eres el centauro al que está enseñando el abuelo?
Kailón no pudo contestar, quedó embelesado por la voz de la muchacha.
—¡Marla! —llamó el viejo ermitaño que había aparecido en el camino—, aquí estás. Te dije que no te alejaras tanto, regresa a la cabaña.
—Sí, abuelo —dijo Marla con dulzura y se alejó con alegría.
Kailón la siguió con la mirada.
—Ella será mi huésped por unas semanas —dijo el viejo—, espero que no cause problemas.
—No sabía que tenías hijos —dijo Kailón.
—No los tengo —dijo el viejo—, Marla es un pariente lejano, pero creí que sería más fácil que me llamara abuelo.
Kailón asintió, aún mirando hacia el camino por donde se había alejado la joven. Los días siguientes, el centauro fue incapaz de concentrar toda su atención en lo que le decía su maestro, pero seguía con la mirada todos los movimientos de Marla.
El viejo había notado eso y trataba de alejarlo de ella mandando a la joven a realizar recados cada vez que llegaba Kailón; o realizando las lecciones cada vez más lejos de la cabaña. Hasta que un día se cansó y, dando un golpe al libro que estaba leyendo, dijo:
—¡Ya basta, Kailón! Ella no es para ti.
—¿Por qué no? —preguntó el centauro y se irguió sobre sus patas traseras—. La amo.
—No —dijo el viejo—, lo que sientes no es amor.
—Sí —gritó con júbilo Kailón—, la amo, y ella me ama a mí.
—¡No! —repitió el viejo—, ella no puede ser tuya.
Kailón lanzó un grito y se abalanzó sobre su maestro. El viejo trató de defenderse de aquellas poderosas patas, pero ni siquiera lograba moverse. Los gritos atrajeron a Marla que llegó corriendo, las mejillas arreboladas y el cabello suelto. Cuando Kailón la vio, sus sentimientos se intensificaron y emitió otro grito de júbilo.
Marla trató de acercarse a su abuelo que yacía a los pies del centauro, pero Kailón se lo impidió. Y, tomándola por la cintura, se la llevó al galope.
Corrió con resolución mientras los gritos de la joven retumbaban en sus oídos. Kailón no disminuyó la velocidad hasta que llegó a donde se encontraba su manada. Los rostros a su alrededor sonrieron con satisfacción.
—Por fin —dijeron las voces que lo habían perseguido tanto tiempo—, por fin eres un verdadero centauro.

Al fin entendi

Me di cuenta que no todo fue en vano, que todo lo que paso sea poquito o mucho fue lo mas hermoso de mi vida que me hubiese querido matar si no hubiese tenido ni un solo beso de Él, por eso ahora se que es mejor dejarte ir, dejar de amarte.

Tarde pero cuenta